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Ucrania, la excusa

«Un efecto seguro de la guerra es la reducción de la libertad de expresión». Ésta frase del autor de La Otra Historia de los EEUU, el pacifista y politólogo norteamericano Howard Zinn conserva su validez. Más enérgico fue Esquilo, que afirmó hace más de 2000 años, «en la guerra, la verdad es la primera víctima». Llama la atención como todas las grandes cabeceras de prensa, radio y televisión corporativas olvidan por un momento los matices y las diferencias y reiteran el mismo argumentario dictado en la llamada crisis ucraniana para justificar la posición expansionista de la OTAN en el Este europeo. No hay fisuras. El mensaje es claro: Putin está loco, es un dictador, un militarista. Se aplica con drástica radicalidad el principio gobbeliano de personalización del enemigo que ha funcionado muy bien siempre en la propaganda política. Porque eso es lo que están haciendo los medios corporativos: propaganda. No hay un afán de informar veraz y críticamente.

Los medios tapan que en febrero de 2014 hubo en Ucrania un violento golpe de estado de cariz fascista que depuso a un presidente electo prorruso. Ocultan que la OTAN y la CIA han estado ayudando a milicias neonazis que terminaron por incorporarse al ejército ucraniano. No informan de los ataques y bombardeos a civiles por parte del ejército ucraniano en las regiones independentistas que ha causado miles de muertos. Se inocula un sentimiento antirruso y se olvida fácilmente que fue el ejército rojo el que liberó Ucrania de la ocupación nazi. Se obvia el sacrificio que hizo Rusia en la 2ª Guerra Mundial, a la que se debe la victoria aliada puesto que dos tercios de las bajas alemanas fueron en el frente oriental.

¿Una invasión rusa?

Sí, nadie duda de que Rusia, la segunda potencia militar del mundo podría invadir Ucrania. Cuatro ejes de avance: uno desde el sur, partiendo de Crimea. Otro desde el norte, de la frontera bielorrusa en dirección a la capital, Kiev. Otro eje hacia Járkov, cercana a la frontera rusa y segunda ciudad en importancia. Y obviamente, desde el este donde se encuentran las dos regiones independentistas. Un avance masivo desde esas cuatro direcciones y ocupando en menos de un mes la parte este de Ucrania consolidando el Dniéper como frontera natural es posible. Y esa parte de Ucrania habla mayoritariamente el ruso. Pero para poder hacerlo, para obtener una victoria rápida y sin paliativos Rusia necesitaría, al menos cinco veces más tropas de las que tiene desplegadas en la frontera. Sí ahora se calcula en unos 100.00 soldados, estaríamos hablando de medio millón de tropas como mínimo.

Un despliegue de tales dimensiones tiene unos costes económicos brutales. Y además, tendría que asumir un gasto derivado de la consiguiente ocupación que la octava economía del mundo no puede contemplar en estos momentos y mucho menos con una Ucrania financiada por EEUU y la UE. El apoyo técnico y armamentístico a las milicias ucranianas por parte de Occidente no harían la ocupación rusa un camino de rosas. Rusia se enfrentaría a una oposición armada de largo plazo que no podría sostener en el tiempo, como le ocurrió en Afganistán a la antigua URSS o como le acaba de pasar a EEUU y a sus aliados en ese país asiático. El coste en vidas humanas, de pérdida de material y la sangría económica hace altamente improbable esa opción. A largo plazo no lo podría sostener, a menos que cuente con la improbable ayuda económica de China que, por otro lado, ya tiene suficiente con su masivo programa de rearme y su guerra tecnológica con EEUU en el Pacífico.

Por tanto, el despliegue de tropas rusas en la frontera que no se ha producido ahora, sino hace meses, parece tener un carácter disuasorio para obtener ventajas en la mesa de negociación.

El hegemonismo de la OTAN

Tras la caída del Muro de Berlín y el colapso de la URSS, la OTAN no sólo no se disolvió sino que, además, se ha ampliado hacia el este. 14 estados, todos ellos de la Europa del Este y gran parte de ellos pertenecientes al disuelto Pacto de Varsovia, han ingresado en la OTAN. EEUU, además, mantiene bases militares en Bulgaria, Estonia, Hungría, Polonia y Rumanía.

Rusia lleva años protestando diplomáticamente por esa ampliación agresiva de la OTAN hacia sus fronteras, recibiendo buenas palabras de EEUU y Europa. Pero hasta ahora la OTAN no había pretendido integrar en la alianza a repúblicas ex soviéticas. Las repúblicas bálticas no cuentan porque declararon su independencia tras la revolución bolchevique y fueron ocupadas por orden de Stalin en 1940. Pero el caso de Bielorrusia o de Ucrania es diferente porque siempre pertenecieron al Imperio Ruso y posteriormente a la URSS. De hecho, Crimea perteneció hasta 1954 a Rusia y fue transferida por Kruschev a la República Ucraniana porque formaba parte del mismo estado, la URSS.

Todos los altos comandantes de la OTAN, desde su fundación, son generales norteamericanos. De hecho, EEUU es el país que goza del mayor presupuesto militar del mundo con 684.352 millones de euros (40% del gasto militar mundial), tres veces más que China que es el segundo país del mundo en gasto militar y 12 veces más que Rusia. Este enorme volumen de fondos sostiene y motiva al poderoso complejo militar industrial. Por ejemplo, la Lockheed Martin tras conseguir el contrato de 2443 aviones F-35 adjudicado por el Pentágono subió seis veces su cotización en bolsa. La industria y la investigación militar constituye una formidable parte de la economía norteamericana desde hace décadas. Un complejo que financia campañas electorales y que recluta altos funcionarios públicos para sus negocios. Y que, por supuesto, determina muchas decisiones políticas y goza de un peso considerable en la población: casi tres millones de militares, entre activos y reserva, que se suman a 25 millones de veteranos. Además, casi cuatro millones de personas deben su puesto de trabajo a la industria militar.

El presupuesto militar norteamericano no sólo va destinado al mantenimiento de la primera fuerza militar del mundo sino también al despliegue internacional de sus efectivos con 800 bases e instalaciones militares que posee EE.UU. en 70 países (American University de Washington). Otro informe rebaja la cantidad a 173.000 tropas norteamericanas en todo el mundo desplegadas en 254 bases. Esta diferencia de datos se debe, según la American University de Washington, al carácter secreto de muchas de esas instalaciones. Sea lo que fuere, estamos hablando de un presupuesto que supera al de las 10 potencias siguientes juntas. El esquema militar norteamericano es claramente ofensivo. Así lo constata el despliegue de sus tropas en el mundo, las bases que posee y la proyección estratégica que le suministra la docena de portaaviones nucleares que dispone y sus flotas de acompañamiento. EEUU hace la guerra siempre lejos de su territorio soberano, lleva el conflicto allende sus fronteras. Y no nos engañemos. Muchas de las 300 intervenciones e invasiones militares que han desplegado los Estados Unidos en el exterior durante el último siglo fueron sólo posibles porque los Estados Unidos disponían de centros militares bien situados desde los que lanzar y mantener estas operaciones militares.

El trasfondo de todo: la amenaza de los BRIC y el E7

Imagina el mundo en 2050. España ha pasado de ser la 16ª economía del mundo a la 26ª. La UE, en su conjunto, sólo representa un raquítico 9% del PIB mundial. Y EE.UU. es la tercera economía del mundo detrás de China y la India, con un 12% del PIB mundial. Mientras que China y la India representan más de un tercio mundial. Y los BRIC y el E7 (China, India, Rusia, Brasil, Indonesia, México y Turquía) controlan más del 50% de la economía global. En ese escenario económico, ¿Cómo va a pretender EEUU y la vieja Europa seguir determinando los designios del mundo? Vamos a un mundo multipolar donde «China e India serán los proveedores globales de tecnología de consumo y servicios, mientras que Brasil y Rusia abastecerán de materias primas y alimentos al mundo» (Dreaming with BRICs: The Path to 2050, Goldman Sachs). Y esto sólo lo puede detener el G7 creando la suficiente inestabilidad política y militar en las principales economías emergentes para retrasar su avance. El cerco de la OTAN con su ampliación hacia el Este y de EEUU a Rusia no es más que parte de esta estrategia.

Un comentario en «Ucrania, la excusa»

  • El mejor artículo que he leído hasta ahora sobre las amenazas de guerra que se ciernen sobre Rusia.
    Es, como dicen los franceses, un artículo «incontournable», que no se puede dejar de lado, que necesariamente hay que tener en cuenta por su análisis tan bien argumentado y apoyado en datos contrastables. Enhorabuena por el trabajo bien hecho. Se agradece en estos tiempos en que la desinformación hace estragos no sólo en los lectores con poca formación sino también en aquellos sectores de izquierda que presumen de tener opinión propia mientras repiten como un mantra los tópicos inducidos por los medios controlados por el poder.

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