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Lenin: sus comienzos

(Primera parte de Lenin en siete actos, donde comentaré las que son, en mi opinión, las siete obras principales de Lenin: ¿Qué hacer?; Materialismo y empirocriticismo; El imperialismo, fase superior del capitalismo; El derecho de las naciones a la autodeterminación; El estado y la revolución; Las Tesis de Abril; El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo).

Vladimir Ilich Uniánov, más conocido como Lenin, era un adolescente quinceañero cuando experimentó un mazazo familiar: su padre murió de hemorragia cerebral y tan sólo un año después, Alexander, su querido hermano mayor, fue ahorcado acusado de una conspiración fallida para atentar contra el zar Alejandro III.

Alexander era un alumno brillante que obtuvo la medalla de oro en secundaria lo que le permitió entrar en la elitista Universidad de San Petersburgo donde se licenció en ciencias naturales con la máxima distinción. Fue en ese ámbito universitario donde tomó contacto con Naródnaya Volia (Voluntad del Pueblo), un partido populista que empleaba métodos de terrorismo y que en 1881 consiguió acabar con la vida del zar Alejandro II.

Los populistas rusos (naródnikis), aunque pretendían representar y salvar al empobrecido campesinado, eran fundamentalmente estudiantes e intelectuales de clase media e incluso algunos pertenecían a la élite aristocrática. Se organizaron en 1861 en el grupo Zemliá i Volia (Tierra y Libertad), que se constituía en pequeñas células que actuaban en la clandestinidad y que luchaban contra el oscurantismo de la monarquía imperial rusa.

Pronto Tierra y Libertad se dividió en dos partes: Voluntad del Pueblo, de corte conspirativo y terrorista, y Chorni Peredel (Repartición Negra), que llamaba a sus miembros a dejar las ciudades e ‘ir al campo para ser parte del pueblo’ y agitar políticamente a la mayoría campesina de Rusia. Muchos jóvenes estudiantes idealistas e utópicos abandonaron sus hogares acomodados para acudir a la llamada. En el campo, se sometieron a todo tipo de sacrificios con la idea de penetrar en la enorme masa de campesinos analfabetos y guiarles hacia la revolución. Sin embargo, los desconfiados campesinos los vieron como intrusos y muy pronto, los populistas rusos, fueron delatados por los propios campesinos a los que iban a salvar y muchos militantes dieron con sus huesos en las cárceles zaristas donde aguantaron durísimas y largas penas de prisión, cuando no torturas y ejecuciones.

De las enseñanzas de este fracaso, de este mesianismo pequeño burgués suicida y quimérico, surgió el primer grupo marxista ruso: Osvobozhdenie Trudá (Emancipación del Trabajo), fundado en el exilio, concretamente en 1883, en Ginebra. Sus líderes, Georgi Plejánov, Vera Zasúlich y Pável Axelrod, lo fueron antes del movimiento naródniki. Estas figuras, sobre todo Plejánov, serían los fundadores del movimiento marxista ruso.

Cuando su hermano mayor fue ejecutado, el joven Lenin afrontaba sus exámenes finales de la secundaria que superó con sobresaliente, aunque ya estaba marcado para el régimen zarista. Sin embargo, Lenin ni mucho menos estaba politizado. Era un adolescente que aún no había despertado a la conciencia política. Fue su extraordinario expediente académico lo que motivó al director de su centro, Fiódor Kérenski, implorar para su ingreso en la Universidad de Kazán, lo que finalmente consiguió. Carambolas de la historia, el hijo de este director, Alexander Kérenski, sería 30 años después el jefe de gobierno de la recién constituida república rusa que fue derribado por la revolución de octubre que dirigió el partido bolchevique de Lenin.

El impacto del arresto y posterior ejecución de su hermano mayor creó tal desazón en el joven Lenin que recién ingresado en la Facultad de Derecho comenzó a tener contactos con estudiantes radicales. Y el mismo año de su ingreso participó en las primeras protestas y manifestaciones estudiantiles, siendo expulsado de la Universidad, aunque se le permitió seguir estudiando como externo. En enero de 1892, con 21 años y sin asistir ni a una sola clase, Lenin obtuvo su licenciatura en Derecho con magnificas notas y comenzó a trabajar como pasante de un despacho de abogados de Samara.

Para entonces ya era un consolidado socialdemócrata, término que no tiene el significado peyorativo actual sino que equivalía en aquella época a marxista y revolucionario. Lenin rechazaba enérgicamente el populismo y no por casualidad sus primeras obras en 1893, Los nuevos cambios en la vida campesina y Acerca del problema de los mercados, eran en gran parte polémicas contra la corriente populista.

A finales de ese año se trasladó a San Petersburgo y comenzó a escribir El contenido económico del populismo y su crítica en la obra del señor Struve que lo consolidó como uno de los referentes del marxismo ruso. Struve era un “marxista legal”, término por el que se conocía a aquellos propagandistas burgueses y liberales del marxismo que no eran perseguidos por el régimen y publicaban legalmente. En sus obras, los “marxistas legales” como Struve, criticaban el populismo para acabar en brazos del liberalismo burgués. En aquella época, la popularidad de las ideas de Marx y Engels era tan grande entre los círculos intelectuales que hasta demócratas burgueses comenzaron a vestirse también con un ropaje marxista.

En 1895, Lenin creó junto a Yuri Martov, la Liga de Lucha para la Emancipación de la Clase Obrera, que llegó a organizar hasta 20 células de militantes marxistas en San Petersburgo. Ese mismo año, visitó a Plejánov en Suiza y a Paul Lafargue, el yerno de Marx, en París. Plejánov quedó tan impresionado por el joven abogado de 25 años que lo recomendó a Wilhelm Liebknecht, uno de los principales dirigentes del partido socialista más importante del mundo, el SPD alemán. Wilhelm Liebknecht, era el padre de Karl Liebknecht, que junto a Rosa Luxemburgo, organizaron la Liga Espartaquista para oponerse a la guerra y posteriormente, fundaron el Partido Comunista Alemán. Acabaron brutalmente asesinados por los Freikorps, bandas paramilitares de extrema derecha que actuaron en la represión de la revolución alemana de 1919 asesinando a unos 5000 revolucionarios bajo órdenes del recién constituido gobierno socialdemócrata.

Lenin sentía un gran aprecio por Plejánov, al que consideraba padre del marxismo ruso. Plejánov tradujo muchas obras de Marx al ruso y las hizo circular clandestinamente por Rusia. Además, contribuyó con sus propios trabajos a la divulgación de las ideas revolucionarias y luchó tanto contra el populismo como contra el revisionismo del dirigente alemán Bernstein, donde alcanzó total sintonía con el joven Lenin. El círculo se cerraba: del populismo radical de su hermano al marxismo revolucionario de la mano de un antiguo dirigente naródniki.

Primer acto: ¿Qué Hacer?

Tan sólo dos meses después de este viaje a Europa, Lenin fue detenido por la policía zarista, siendo encarcelado durante un año y posteriormente, deportado a deportado a Siberia durante otros tres, lo que le impidió participar en la fundación del del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR) en 1898. Su grupo original, la Liga de Lucha para la Emancipación de la Clase Obrera, contribuyó a la creación del nuevo partido que unificaría todos los círculos socialdemócratas del Imperio Ruso. En el destierro siberiano, Lenin escribió su primera gran obra: El desarrollo del capitalismo en Rusia. Un libro de 600 páginas donde repasa los diferentes sectores productivos y su relación de las diferentes clases sociales.

Sin embargo, para ese momento, la Liga había caído bajo la influencia de la corriente economicista. Los economicistas entendían que toda la labor propagandística de los intelectuales marxistas había tenido muy poco éxito entre la base obrera de las fábricas, mientras que la organización sindical de los trabajadores y las luchas por la mejora del salario y de sus condiciones de trabajo si habían logrado penetrar en el proletariado emergente de San Petersburgo y Moscú. De hecho, gracias al trabajo sistemático de la Liga, en mayo de 1896, se produjo la mayor huelga obrera de la historia de Rusia hasta ese momento, con unas 20 fábricas del textil implicadas en una lucha que duró tres semanas. Consiguientemente, los economicistas descartaron la lucha política e ideológica y se centraron en las demandas económicas.

Una vez libre, Lenin no perdió el tiempo y junto a Plejánov y Martov fundó Iskra (La Chispa), un periódico impreso en el exilio que se distribuía clandestinamente en Rusia. En ese momento, los iskristas se consideraban los marxistas rusos más consecuentes y tuvieron que enfrentar cuatro amenazas: el icónico populismo ruso que no dejaba de crecer; la falsa propaganda de los llamados “marxistas legales”; las veleidades revisionistas de Bernstein contrarias a la vía revolucionaria y que contemplaba un desarrollo reformista del capitalismo; y finalmente, la tendencia economicista que nació en el propio seno del movimiento y que tendía puentes ideológicos con el reformismo de Bernstein.

Para 1902 y ya en fase de preparación del II Congreso del POSDR, Lenin publicó ¿Qué Hacer? Problemas candentes de nuestro movimiento donde defendía la necesidad de la agitación no sólo sindical sino también política entre la clase trabajadora. Lenin entendía que sin la intervención del partido sería muy difícil que los trabajadores llegaran a superar un primario nivel de conciencia sindical. Para ello era necesaria la construcción de un partido de vanguardia centralizado, conformado por cuadros revolucionarios profesionalizados que trabajasen en la clandestinidad. Es falsa la idea adjudicada de forma errónea a Lenin donde intelectuales desde fuera del movimiento obrero tendrían que iluminar a los pobrecitos obreros que no se enteran de nada. De hecho, Lenin en su obra defiende la profesionalización de los obreros más destacados:

Un agitador obrero que tenga algún talento y ‘prometa’ no debe trabajar once horas en la fábrica. Debemos arreglarlo de manera que viva de los fondos del partido, que pueda pasar a la clandestinidad en el momento preciso, que cambie de lugar de acción, pues de otro modo no adquirirá gran experiencia, no ampliará su horizonte, no podrá sostenerse siquiera varios años en la lucha contra los gendarmes”.

Hay que entender que la formulación del partido de vanguardia que propone Lenin es un modelo que se establece bajo las premisas de un contexto de represión policial y ausencia de libertades. En ese sentido, fue un planteamiento novedoso que rompía con el modelo socialdemócrata alemán donde el SPD era “el proletariado organizado como partido” con cientos de miles de afiliados, una actividad legal que capilarmente llegaba a todas las expresiones vitales, desde la lucha parlamentaria hasta escuelas de teatro o clubs de ajedrez.

Tampoco existía en Lenin un desprecio a la iniciativa espontánea de las masas obreras, como se le ha criticado, puesto que en su experiencia militante ya había asistido a muchas luchas. Lo que Lenin advertía era la dificultad de que dicha iniciativa espontánea llegara a su máxima expresión política sin concurso de una dirección revolucionaria, es decir, avisaba de los límites de la acción espontánea “pura”.

Además, Lenin planteaba que el partido tuviera un órgano de prensa central que sirviera como organizador colectivo no sólo para la educación política sino también para la cohesión política e ideológica. El partido y su órgano central tenía una función muy importante: preservar y sintetizar el aprendizaje y la memoria colectiva para poder trasladar a las nuevas capas de activistas las lecciones de las experiencias pasadas y evitar así que partieran de cero.

El periódico no sólo reflejaba las extremas condiciones de explotación que se vivía en las fábricas rusas, las largas jornadas de trabajo, la miseria de las masas trabajadoras, también ofertaba análisis de las luchas, de la situación internacional y nacional, así como introducía elementos de teoría marxista para la formación. A través de sus editoriales y sus portadas intentaba guiar mediante consignas entendibles la acción de las masas. En un mundo donde no existía ni la radio, ni la televisión ni internet, el periódico se convertía así en un organizador colectivo y en un instrumento esencial para la intervención política.

(Continuará)

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