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Nada que celebrar, yo sí pido perdón

Los desmanes y brutalidades de la conquista y la colonización europea de América los condeno sin paliativos. Es verdad que yo no viví hace 500 años y es obvio que no puedo responder por lo que aconteció entonces. Pero, precisamente, porque vivo en Europa, en el Norte enriquecido, me he beneficiado de esa conquista y de esa colonización. El despegue capitalista de la vieja Europa tuvo su acumulación originaria de capital en la apropiación de las tierra comunales, como señaló Marx. Pero también en el saqueo de América que supuso una notable acumulación primitiva: tan sólo entre 1503 y 1660 llegaron a España 185 toneladas de oro y 16.887 toneladas de plata. La colonización desarrolló el comercio mundial creando las bases para el desarrollo capitalista en Europa. Muchas de las grandes fortunas de Europa y América se deben al expolio de las riquezas y al abuso sobre millones de amerindios. Sin olvidar, el comercio de esclavos: 11 millones de africanos secuestrados y llevados a la fuerza a América donde fueron inhumanamente explotados. En poco tiempo, las epidemias que los conquistadores llevaron a América supuso la desaparición del 90% de la población aborigen del continente.

Acabamos con sus modos de vida, con sus culturas, con sus costumbres, con sus religiones y con sus lenguas. Impusimos la cruz y nuestra lengua a sangre y fuego. Justificar tal masacre bajo el falso paradigma de que llevamos civilización y progreso es reírse de la historia. Allí ya existían civilizaciones enormes con un progreso cultural y científico que podría igualar e incluso superar, en muchos aspectos, al europeo.

Es sabido que el número 0 fue concebido por el famoso matemático indio Brahmagupta, en el año 598. De los indios, paso a los árabes y de estos a los europeos varios siglos después. Y todo esto es verdad. Al igual que es cierto que la riquísima cultura maya, 500 años antes que Brahmagupta, utilizaba habitualmente el cero en sus sistemas matemáticos. Más al sur, los cirujanos incas que habitaron en Cuzco (Perú) practicaron con éxito complejas operaciones de trepanación del cráneo con fines curativos y llegaron a obtener un éxito de supervivencia del 90% de los pacientes, con niveles de infección realmente bajos. Algo bastante difícil de superar, incluso con los métodos modernos de hoy. La Pirámide del Sol de Teotihuacán (México) se erigió entre los años 50 y 150, cuando el Mediterráneo estaba dominado por el Imperio Romano, y cuya altura supera en más de 20 metros al Coliseo o al Panteón.

Sólo un racismo etnocéntrico puede celebrar la invasión, el saqueo y el etnocidio como fiesta nacional. No hay nada que celebrar, no fue un descubrimiento, fue un saqueo y una conquista. Claro que hay razones para pedir perdón y yo, humildemente, como andaluz y europeo lo hago.

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