Mentiras como estrategia comunicativa
«Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad» dijo Göbbels, el ministro de propaganda nazi. La polémica sobre las declaraciones de Alberto Garzón a The Guardian es fruto de un montaje artificial. Se inicia el día que aparecen los mejores datos del paro y se conoce un informe policial que registra como el ex ministro del PP, Eduardo Zaplana, ha blanqueado más de 16 millones de euros de supuestas mordidas. Esas dos noticias serían titular en cualquier informativo, pero se trataba de ocultarlas. A golpe de bulo se fabrica una campaña mediática, con la necesaria connivencia de los tertulianos que te repiten como papagayos la misma mentira en todas las cadenas de televisión. El objetivo no es sólo atacar al contrario político, sino también desviar y tapar la realidad comunicativa que no interesa. Antes la derecha mediática tenía dos opciones: ofrecer su interpretación conservadora de una noticia o directamente no tenerla en cuenta y censurarla. Ahora, usa la mentira, el bulo, la fakenews para «redifinir» la realidad, es decir, para crear una realidad paralela que conecte con la ideología de su público y confrontar políticamente con el adversario. Los medios pierden toda deontología profesional y se convierten en meros usuarios de la estrategia política de la derecha y la ultraderecha.
PP y Vox, con la ayuda de algunos barones del PSOE, se permiten el lujo de afirmar que Garzón y UP ha atacado con sus declaraciones no ya al sector industrial de las macrogranjas sino a toda la agricultura y la ganadería españolas!! La mejor defensa es un ataque. Así tapan que no votaron la Ley de Cadena Alimentaria promovida por UP que prohíbe, por fin, la venta a pérdidas, una de las demandas más perseguidas durante años por agricultores y ganaderos. No queda ahí la cosa. El PP y Vox intentaron en la UE que España fuera declarada junto a Polonia y Hungría como estado que incumple los derechos humanos y de esta forma bloquear los fondos europeos, ya consignados en los presupuestos. Antes votaron para que esos fondos tuvieran unos controles muy severos que al final permitieran introducir recortes en las políticas públicas de protección. En definitiva, tenemos a un partido, el PP, catalogado como «organización criminal» por una decisión judicial que hace la guerra en Europa contra los propios intereses de la ciudadanía española y que se permite el lujo, encima, de criticar a Garzón por poner en valor a la ganadería extensiva frente a las macrogranjas.