A fondoHistoria

100 años de Annual

No lo veréis abriendo los telediarios en ninguna cadena. Ni tampoco veréis películas o series que traten del tema. Si viviéramos en EEUU o Gran Bretaña conoceríamos hasta la última anécdota sobre el Desastre de Annual, pero aquí se ha querido ocultar siempre unos hechos lamentables y trágicos que marcaron la historia de la España colonial.

Hoy, hace 100 años, el ejército español tuvo una enorme derrota en el norte de África, que tuvo un coste altísimo en vidas humanas: 13.363 soldados (10.973 españoles y 2.390 indígenas), según el Informe del malageño general Picasso. Sí, familiar del universal pintor andaluz: el padre del general era hermano del abuelo del pintor.

Esta derrota, posiblemente, sea la mayor catástrofe de una potencia europea colonial frente a un contingente nativo. Incluso, superior a la derrota británica en Jartum frente a los derviches de Muhammad Ahmad en Sudán o a la francesa en Dien Bien Phu frente a los vietnamitas.

El conocido como Desastre de Annual marcaría, en gran parte, la historia y la política posterior. A la derrota militar española le siguió la censura gubernamental, el escándalo y la crisis política, y finalmente, el golpe de estado de Primo de Rivera, inducido por el propio monarca, Alfonso XIII. Según el general de brigada y doctor en Ciencias Políticas y Sociología, Jesús García Rodríguez, autor del reciente libro ‘La incompetencia militar como causa principal del Desastre de Annual’: “de no haber ocurrido el Desastre de Annual es muy posible que no hubiera habido Dictadura de Primo de Rivera, tampoco II República y, por consiguiente la Guerra Civil y la Dictadura franquista durante 40 años”.

Las consecuencias de Annual en la parte rifeña fueron muy diferentes. En septiembre de 1921, tan sólo un mes después de la victoria completa nativa sobre las tropas coloniales españolas, se proclama la República del Rif con Abd-el-Krim a la cabeza. El cadí de la poderosa cabila bereber de los Beni Urriaguel organizó un estado independiente con sus propios órganos de gobierno, su justicia y su sistema educativo, que se mantuvo hasta 1926. La República del Rif también guerreó contra los franceses que en abril de 1925, cerca de Fez, tuvieron su propio desastre de Annual. 8.000 rifeños, comandados por el hermano de Abd-el-Krim vapulearon a los franceses, un ejército de 20.000 hombres, mucho mejor equipado que el español de aquella época: tomaron 48 posiciones de un total de 66 que había en la zona, se apoderaron de 51 cañones, 35 morteros, 5.000 fusiles, más de 200 ametralladoras, 7.000.000 de cartuchos, 60.000 granadas de mano, 10.000 granadas de mortero, 16.000 proyectiles de cañón y destruyeron todos los aviones que había en el aeródromo de Ain Meduina. Una victoria que supuso para los franceses 2.000 muertos y 3.700 heridos.

La derrota española en Annual fue debida a varios factores, desde los políticos hasta los propiamente militares. En primer lugar, las tropas españolas no tenían ningún tipo de motivación para mantener la ocupación militar del Rif. Eran soldados de reemplazo, obligados a hacer un servicio militar de dos años a tres años, la mayoría pobres y analfabetos. Las clases pudientes se libraban de ir a la guerra de África mediante la figura del soldado de cuota por la cual pagando 1.000 pesetas de la época (unos 30.000 euros actuales) hacías diez meses de mili y eligiendo el destino. Si pagabas 2.000 pesetas eran cinco meses.

Hay que recordar que ya en 1909 se produjeron las protestas de la Semana Trágica de Barcelona cuando el gobierno movilizó a reservistas para llevarlos a Melilla con el objetivo de combatir a los rifeños que se oponían a la construcción de la línea de ferrocarril entre Melilla y las minas de hierro de Bu Ifrur. Detrás de esta explotación minera estaba el Conde de Romanones y su Compañía Española de Minas del Rif.

La orografía montañosa y el clima seco y caluroso del Rif, donde las fuentes de agua potable eran muy escasas, tampoco acompañaba al despliegue de tropas de la Comandancia de Melilla basado en un control policial del territorio. Las posiciones militares españoles con decenas de puestos y blocaos sin conexión alguna, aislados unos de otros, muchas veces lejos de las aguadas eran un objetivo a batir muy fácil por las tropas rifeñas conocedoras del terreno, habituadas al clima y acostumbradas a la movilidad.

Las tropas españolas, en cambio, eran tropas de a pie, sin medios motorizados, que cargaban el material pesado en mulas, con escaso armamento y munición, sin casco, muchos de ellos con alpargatas en vez de botas. Acostumbrados a mantenerse dentro de los blocaos, sin apenas entrenamiento y mal dirigidos por una oficialidad, mayoritariamente corrupta y a veces, cobarde, los soldados fueron sorprendidos por la rapidez del avance rifeño que fácilmente cercó las posiciones, cayendo una a una como fichas de dominó.

El extenso despliegue del general Silvestre (más de 100 kilómetros entre Melilla y Annual) sin medios motorizados, sin garantía de suministros, sin planes de refuerzo, típico de la altanería de un militar colonialista que subestima a su enemigo fue, en gran parte, motivado por Alfonso XIII: “Tú haz lo que yo te diga. No hagas caso al ministro de la guerra, que es un imbécil”, le decía el monarca. Ese ministro se llamaba Luis de Marichalar, abuelo de Jaime de Marichalar, ex marido de la actual infanta Elena. Todo queda en familia.

Silvestre, amigo personal del Borbón, quería “regalarle” la captura de Alhucemas al rey para el 25 de julio, día del apóstol Santiago. Alhucemas se encuentra en el ámbito de influencia de la cabila de los Beni Urriagel, dirigida por Abd-el-Krim. Para ello, entre mayo de 1920 y enero de 1921, desplegó sus tropas por todo el territorio comprendido entre Melilla y el río Amekrán, frontera natural donde comenzaba el territorio rifeño más rebelde. Silvestre compraba la lealtad de las cabilas con dinero y armas. En mayo de 1921 se atrevió a cruzar el río y establecer una posición fortificada en el monte Abarrán, a una decena de kilómetros de Annual donde estaba la principal base de operaciones del ejército.

La operación fue un desastre. Una columna de más de 1.500 hombres llegaron a Abarrán, dejan allí a 200 hombres, la mayoría indígenas, sin apenas trabajos de fortificación y cuando están a mitad del camino de vuelta, ven como la posición cae ante el ataque de los Beni Urriagel. Silvestre no toma precauciones. Annual puede ser batida de diferentes alturas pero no hace nada. Finalmente, establece una posición en la altura de Igueriben, sin acceso a agua, que también es batida desde la llamada Loma de los Árboles, que fue rápidamente ocupada por Abd-el-Krim.

La posición insostenible de Igueriben y el continuo acoso de las tropas rifeñas, hace que finalmente decida una retirada hacia Ben Tieb y Dar Drius, tan mal organizada que prácticamente se convierte en un sálvese quién pueda. Muchos oficiales corriendo por delante de las tropas. El camino de huida es el desfiladero de Izzumar cuyas alturas ya comienzan a ser tomadas también por el enemigo. A partir de ahí, todo es un desastre. Las tropas españolas no paran de huir, siendo acosadas por todos los flancos continuamente y a excepción, del regimiento de Alcántara que con sus cargas de caballería pudo proteger la retirada, todo el ejército entra en descomposición.

La cobardía e incompetencia de muchos oficiales, la falta de preparación de las tropas, el material obsoleto (ni tanques, ni aviones y estamos en 1921), la imperialista subestimación del rifeño y sus tácticas, la corrupción política y militar, por un lado, y la alta moral de las tropas de Abd-el-Krim, la determinación de lograr la independencia, de luchar por su tierra, por otro lado, ocasionan el mayor desastre militar de una potencia imperialista europea que conozcamos hasta ahora.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *