Detrás del 2 de Mayo: la podredumbre de la monarquía borbónica
Hoy es 2 de mayo, día de la Comunidad de Madrid. Se conmemora el levantamiento popular contra las tropas napoleónicas en Madrid producido el 2 de mayo de 1808. Este levantamiento comenzó al extenderse el rumor de que el único miembro de la familia real española que quedaba en España, el infante Francisco de Paula, de 14 años, iba a ser llevado a Francia, como sus padres y sus hermanos. El pueblo se acercó al palacio real creyendo que el infante iba a ser llevado a la fuerza y comenzaron los enfrentamientos con las tropas francesas. La animadversión contra los franceses era notoria y los enfrentamientos se generalizaron por toda la ciudad.
El ejército español, por orden del gobierno, quedó acuartelado y con orden de no intervenir. Sólo dos capitanes en el cuartel de artillería, Daoiz y Velarde, se pusieron al lado del pueblo y contuvieron a los franceses. La mayoría de los enfrentamientos de las tropas profesionales francesas fueron contra un pueblo desarmado que salió a la calle a protestar y que cómo mucho disponía de navajas y guadañas. Aún así 150 tropas francesas murieron. Una vez controlada la ciudad, el comandante francés organizó la represión, en la que colaboraron militares españoles. Unas 500 personas fueron ejecutadas y sólo una décima parte, eran militares. Goya tiene dos grandes obras donde intentó registrar lo ocurrido: La carga de los mamelucos y Los fusilamientos del 3 de mayo.
Pero para entender todo lo que pasó es necesario entender los antecedentes.
El Tratado de Fontainebleau y la invasión francesa
El origen del levantamiento se encuentra en el Tratado de Fontainebleau (octubre, 1807) por el cual los dos aliados, la España de Carlos IV de Borbón y su valido (primer ministro), Manuel Godoy, y la Francia de Napoleón, acordaron invadir Portugal, tradicional aliado de Inglaterra, enemigo del francés que había montado un bloqueo continental a la isla. Las tropas españolas ocuparon Oporto en el norte y Setúbal, al lado de Lisboa, mientras que el 30 de noviembre las tropas francesas entraban en Lisboa. Hasta ahí todo seguía los planes acordados.
Sin embargo, 65.000 soldados franceses se hallaban en España, sin ningún respaldo del tratado, ya que se acordó 25,000 hombres de infantería y 3,000 de caballería. Estas tropas acantonadas en varias ciudades (Barcelona, San Sebastián, Pamplona, Burgos, Salamanca) controlaban no solo las comunicaciones con Portugal, sino también con Madrid, así como la frontera francesa.
Intrigas palaciegas
Mientras, la nobleza española y la familia real estaba dividida. Por un lado, los seguidores del príncipe de Asturias y heredero al trono, el futuro Fernando VII y por otro, el rey y su esposa, al que los fernandinos acusaban de ser la amante de Godoy. Godoy era visto como un arribista que quería despojar del trono a Fernando y de hecho, el príncipe de Asturias montó un complot (Conjura de El Escorial) para expulsar del poder a Godoy el mismo día en que éste firmaba el acuerdo de Fontainebleau. Fue descubierto, delató a todos los nobles y militares involucrados y pidió disculpas a su padre. Además, a Godoy se le culpaba de la crisis económica, la guerra con Inglaterra y todos los males. La realidad es que Godoy impulsaba una política reformadora ilustrada que no gustaba ni al clero ni a la nobleza.
Sin embargo, lo que no salió bien en octubre de 1807 si triunfó en marzo de 1808. El 17 de marzo, los fernandistas extendieron el rumor de que Godoy pretendía que los reyes marcharan a Sevilla para estar a salvaguarda de los franceses que ocupaban el norte del país. Esto fue suficiente para que una multitud manipulada por los fernandistas asaltaran la residencia de Godoy que será detenido el 19 de marzo. Ese mismo día, el rey Carlos IV, enfermo y cansado, fue forzado a abdicar en su hijo, Fernando, que accede al trono.
Napoleón
El 23 de marzo, las tropas francesas entran en Madrid. 35.000 hombres a las órdenes de Murat. Napoléon, teniendo la fortaleza de sus tropas en España y viendo la división de la familia real, traza un plan para engañarlos a todos y hacerse con la corona española. Aunque los dos reyes españoles, el padre Carlos IV y el hijo Fernando VII, ayudaron bastante. El padre le escribió a Napoleón pidiéndole apoyo: «Yo no he renunciado a favor de mi hijo sino por la fuerza de las circunstancias, cuando el estruendo de las armas y los clamores de una guardia sublevada me hacían conocer bastante la necesidad de escoger la vida o la muerte… Fui forzado a renunciar; pero he tomado la resolución de conformarme con todo lo que quiera disponer de nosotros…»
Por su parte, Fernando VII desea fervientemente el reconocimiento del emperador para legitimar su trono y éste lo convoca en Burgos. Y el nuevo rey Fernando sale de Madrid a su encuentro el 10 de abril, dejando una Junta de Gobierno. El 12 llega a Burgos pero Napoleón no está. De hecho, el emperador llega a Bayona el 15. Un general francés convence a Fernando para que viaje a Bayona al encuentro de Napoleón y Fernando accede, llegando el 20 de abril. 10 días después, el 30 de abril, llegan también a Bayona, Carlos IV y su esposa.
El 5 de mayo llegan a Bayona las noticias del levantamiento de Madrid, siendo responsabilizado Fernando VII de lo ocurrido por Napoleón y por sus padres. Bajo la presión que sostienen tanto el emperador y sus padres, Fernando VII termina por devolver la Corona a Carlos IV el día 6 de mayo, sin saber que el día antes su padre había pactado la cesión de sus derechos a la corona en favor de Napoleón, el cual designa como nuevo rey de España a su hermano, José Bonaparte, también conocido como Pepe Botella. Padre e hijo quedan de facto presos del francés e internados en palacios en el interior de Francia. Mientras que el pueblo combate a las tropas francesas, logrando la victoria finalmente en 1812, con la ayuda inglesa, Fernando VII le enviaba cartas de apoyo a Napoleón con absoluto servilismo.
Revolución española
El levantamiento del 2 de mayo inició la guerra de la independencia contra la ocupación francesa y fue lo más parecido a una revolución burguesa que haya conocido España. La Constitución de 1812 proclamada por las Cortes de Cádiz y abolida por Fernando VII en 1814, tan sólo un mes después de volver a España, fue muy progresista para la época. Suprimió La Inquisición, abolió los señoríos feudales, declaró la igualdad de peninsulares y coloniales (entonces España conservaba su imperio de ultramar), estableció un sistema de representación por sufragio universal masculino, separó los poderes y limitó los poderes reales mediante una monarquía constitucional.
La torpeza demostrada permanentemente por la monarquía borbónica y la invasión francesa fue determinante para el proceso de independencia de las colonias hispano americanas que se convirtieron en repúblicas entre 1811 y 1824. También originó una gran inestabilidad durante todo el siglo XIX con continuos intentos por construir un régimen que posibilitara el desarrollo y la entrada de España en la modernidad. Los enfrentamientos de liberales y absolutistas, las guerras carlistas, la I República…. fueron expresiones de este enfrentamiento entre el pasado y el futuro que hoy día parece vuelve a renacer.