Política

Vuelve el fusilador de elefantes

Ha vuelto el fusilador de elefantes de sus vacaciones en los Emiratos Árabes. Se fue para no responder ante Hacienda por sus reiterados fraudes fiscales, mientras aquí sus asesores le preparaban los arreglos pertinentes. Llegó en plan deportista a participar en una regata y cuando le preguntaron si iba a dar explicaciones de su comportamiento dijo entre carcajadas: «Explicaciones, de qué?». Y es así. Textual. Es que haber si nos enteramos…. que puede robar y no tiene que dar explicaciones!!. Nuestra democracia es tan plena que el ex jefe del estado puede regalar a su amante 65 millones de euros y no tiene que explicar de dónde salió ese dinero. El fusilador de elefantes no tiene que explicar nada sobre el cobro de comisiones ilegales, de sus cuentas en Suiza o de sus escándalos financieros. Y llama la atención la hipocresía de los medios que tras haber blanqueado su imagen durante décadas, ahora se escandalizan de su comportamiento, como si se hubieran enterado ayer. Desde hace décadas se sabe todo, pero al público se le ha ocultado debidamente. Y ahora, por qué tanta crítica? Pues para salvar la institución. Se narra un relato del bueno Felipe VI frente al malo Juan Carlos I. Lo malo no es una institución medieval, ungida por Franco, impuesta por el miedo a los sables. No. Lo malo es la manzana podrida del antecesor. Y los incuatos compran ese discurso. Lo cierto, sin embargo, es que la monarquía es la cumbre de la corrupción sistémica que asola nuestra democracia. Y es imposible sanar la democracia sin apostar de forma decidida por un horizonte republicano.

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